GEDICHT

 

La despedida y el dolor de la madre ante la muerte

Salió hasta la misma puerta

para despedir al hijo,

allí lo miro lo mismo

que cuando estaba en sus brazos

junto al pecho cuando niño,

allí lo besó en la frente

y allí lo besó en la frente

y allí esta cosa le dijo:

"vas a luchar por el pueblo,

a ver cómo luchas, hijo".

Se quedó mirando marchar al hijo,

hasta que lo vio perderse

por la curva del camino.

Las comadres murmuraron:

" tiene el corazón podrido,

no se oye a la madre de llano

cuando ve marchar al hijo".

Y así fue, pero las tardes

cuando el sol ya está sin brillo,

bajo las enredaderas.

Una tarde la negra noticia vino,

llegó entre frases inciertas,

preparadas sin sentido,

pero con una verdad:

en el frente murió el hijo.

Debieron sonar entonces blasfemias,

bárbaras imprecaciones

y estallar de amores íntimos,

pero no, sólo el semblante

tomo palidez de cirio.

Se contrajeron los músculos tanto,

que un hilo de sangre cayó hasta el suelo

formando un barro rojizo con el polvo

que cubría la tristeza del camino.

Las comadres murmuraron: "ya llora,

ya ha florecido el corazón de la madre",

y a la madre así les dijo:

"yo no lloro al hijo muerto,

que con dolor he parido,

lloro y lloro mi destino,

porque para dar al pueblo

ya no queman más hijos".

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